Domingo Acevedo*
Naos repletas de voces
Largos caminos de viento y de sal
naos repletas de voces
que se ahogan en la noche
rastro infinito de cadáveres en el mar
raíces sembradas en el viento
miradas aplastadas
bajo los escombros rojizos de la tarde
huellas congeladas en la memoria
hogueras de sangre iluminan en el cielo
pasos que se pierden en un siglo
de luces y sombras
trapiches olvidados junto al sendero
de un trópico lejano
tamboras
maracas
danza
sudor
rotas las caderas
no puede el látigo
huérfano de toda humanidad
acallar el canto
que brota del cañaveral.
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Espectadores del alba.
Me abruma la terca agonía
de los indigentes de la zona colonial
residentes permanentes de las sombras
efímeros inquilinos
de las frías madrugadas de enero
invisibles espectadores de la vida
que van dejando por donde pasan
el aroma inconfundible del hambre
pasajeros de un tren sin destino
son víctimas de una sociedad
que en grandes vasijas de plata
lava con sangre sus manos
ignorados transeúntes de calles heridas
por cinco mil años ausencia
cómplices de las prostitutas del conde peatonal
bohemios del rocío y el salitre
aventureros insomnes de la miseria
lunáticos mutantes de la desdicha
que en las madrugadas
en la Duarte
frente al parque de las palomas
se desnudan y danzan hasta morir
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Areito fúnebre
Ojos repletos de eternidad
anacahuita perenne que crece en los límites de mi voz
flamboyanes que esconden bajo sus sombras la quimera
flor sagrada de la yuca
guayiga que conjura el hambre de los días eternos en la manigua
guaraguao prisionero en el viento gris del invierno
behique que deambula dando tumbos
en las noches efímeras de las profecías
indígenas que habitan con los Manatíes
en las grutas submarinas del río Maguaca
areito fúnebre
galipote que protege la tumba
donde descansa preñada de sueños Anacaona
Lirio de agua dormido junto al camino de la tarde
galopar incesante de guerreros en la llanura del tiempo
camino
sangre
cadenas rotas
trapiche incinerado por la ira
maniel de esperanzas
tambora que llora todas las noches bajo las ceibas
marimba herida por el olvido
ciguapa que huye en el lomo de un unicornio de su destino
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