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Mujeres trabajando
Autor: Yemba Bissyende
Técnica: Batik
Medidas: 40 cm x 1m 30 cm

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viernes, 9 de enero de 2015

Las poetas en La Urraka


TRISTEZAS DE UN SOLDADO

Entre sombras nocturnas, entre oscuridad parcial y mucha soledad se elevan mis pensamientos ligeros, percibo en el aire el olor a miedo, temo por mí, temo por ellos, los que ahora duermen inquietos, mis compañeros.
Cigarras en fiesta hacen su música eterna a mis oídos, a lo lejos un búho que libre despega de su nido, mientras que en este lugar recóndito, muy escondido, descansan nuestros pies adoloridos.

En mis manos un amuleto de amor que me cubre con una armadura invisible, me da alas con las que puedo volar y poner a salvo mi vida y la de los demás,
muy disimuladamente entre el pañuelo que debo usar, miró fijamente aquella fotografía que con sus manos ya envejecidas un día mama me dio.
Sufre ella el desconsuelo de mi ausencia, mientras tanto pretendo librarme de la muerte que me atormenta, que nos persigue cual sabueso a un fugitivo, entre intolerancias de convivencia, entre órdenes y caminatas extensas.
.
Un esclavo, me siento esclavo de una nación, mientras otros y hasta el sol duermen tranquilos, yo me siento perdido en una guerra sin sentido, luchando contra quienes no odio ni conozco, con personas de edad escasa, por órdenes de un superior que quizá disfruta de su familia, en casa.
Lidiando con el terror de lo absurdo, la insensibilidad me abriga, mi fusil he disparado, he atinado, he matado, estoy tan triste madre, tus valores, tus enseñanzas por una libreta los he cambiado, soy un soldado que se defiende asesinando a otros como yo, colombianos.

Y en esta soledad que martiriza, mientras el sueño de mis compañeros velo, pienso en la gloria de aquellos que no estando en la batalla son condecorados y ascendidos, son pocas las veces que sufren la falta de agua y alimento, el látigo del sol o la lluvia que cae y no cesa, son tan pocas las veces que ven el rostro de un amigo que muere tras la bala enemiga, o ven su cuerpo regado por la maleza,
me atrapa el miedo constantemente, tiemblo como tiembla la hoja con el viento fuerte, no quiero morir lejos de casa, lejos de mi tierra y de mi gente,
quiero regresar sano y salvo, y no es solo mi deseo, ellos al igual que yo, piden lo mismo al cielo.

Que seré al regresar madre, me pregunto noche y día, estará la ternura en mis manos asesinas, pronunciare palabras de amor para ti, para mis hermanos mis amigos, para mi novia que espera mi regreso, se volverán a ver en mis ojos la alegría?
o seré un ser apagado y silencioso, con traumas que lo agitan, como el miedo pretencioso y el enojo dominante, Dios me ayude a ser ese muchacho soñador que para obtener un empleo un poco de su vida sacrificó, lo movieron la aventura, la creencia y el amor.

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AMARGO FINAL

Y de repente escuché la nota melancólica de un viejo violín empolvado
como un susurro, quizá un poco avergonzado pero afinado
fatigadas pero decididas ellas, recorrían las fronteras de mis ruinas circulares

Atisbaban repletas de aflicción la historia que se inició y que de la nada decayó
tan a prisa como el galope de caballos salvajes en libertad
tan de repente como levanta el vuelo la gaviota sobre el mar

No alcancé a vislumbrar el desastroso y amargo final
a la distancia estaba sentada en una enorme roca, ya un poco insegura mi preciada ilusión
tal vez tratando vanamente de tus huellas poder alcanzar

Decidió mi alma espantar el rumor de los sentimientos heridos
plasmando en un papel letras venciendo el vértigo asombrado y ligero que produce el temor
sujetando las esperanzas que a su alrededor suelen volar

Le hablaré a tu ausencia de manera sencilla y sin odiar
solo deseándote que tu vuelo sea exquisito y eficaz
yo levantaré mis alas quebradas y con mi color azul como reina mariposa retomaré mi volar

Poeta Vanessa Salemi (Colombia)

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