La llamaron Désirée
Su nombre la marcó desde su temprana existencia: “deseada”, porque fue anhelada desde el inicio.
Nació en el lejano 1930, en una familia adinerada, de linaje de orgullosos españoles. Su madre, la hermosa Rosalía, fue ofrecida en matrimonio a temprana edad, como era costumbre en esos tiempos. Su pretendiente era el hijo único de terratenientes del lugar. Una vez casados, Rosalía se sentía afortunada con su esposo Raúl; era joven, brillante, adinerado y buen mozo. Sería fácil amarlo con el tiempo. Así le había dicho doña Josefa, su madre, antes de morir.
Désirée, la tercera niña, tan deseada por su madre, pero recibida con tristeza por su padre, que veía fallar el tercer intento; era culpa seguramente de su hermosa mujer. Unas comadronas decían que debía comer más, y otras que beber poco durante el embarazo. Quién iba a saber. La madre de Raúl aseguraba que era un “mal de ojo” de los envidiosos lo que deparaba la suerte de su hijo… sin herederos. Una familia de ganaderos necesitaba heredero, eso no se podía discutir. Ya en la ciudad de Montería se escuchaba el cuchicheo de las malas lenguas que decían que la familia no extendería su apellido.
Besó Raúl a su mujer en la frente, agradecido por el nacimiento de su hija y se vistió como de costumbre de traje entero, mancuernillas de oro y el reloj de cadena que el abuelo le había regalado, para dirigirse a la cantina del lugar a festejar con sus amigos… Allí estaría ella…, la vería otra vez.
Escritora y poeta Shirley Esther Soto Vásquez (Colombia, reside en Italia)
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