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Mujeres trabajando
Autor: Yemba Bissyende
Técnica: Batik
Medidas: 40 cm x 1m 30 cm

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miércoles, 31 de octubre de 2012

Poetas de España

Postales sin remite

PARA alguien anónimo como yo,
bulímico de sueños imposibles,
el mundo es como el patio de una cárcel.
De una cárcel sin barrotes.
De una cárcel sin reclusos
preparando un plan de huida.
Para alguien anónimo como yo
la Vida se apuntala de Esperanza
y el Amor,
daltónico,
distante,
descosido,
se escribe en tercera persona del plural.
La ilusión se deshilacha de promesas
y el futuro,
hambriento de pasados,
no tiene nombre ni apellidos.
La pasión son unos labios
con olor a naftalina
y el corazón
un buzón con postales sin remite
que deambulan
incansables por el mundo hasta perderse
porque nunca tienen nombre.
Y así
hipotecando el corazón en cada verso,
voy marcando el camino de mi vida
con las migas del pan de mis errores.

Finales de Marzo.
Debe ser Primavera.

Poeta Amado Storni (España)
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Marzo. Y soy otra

Esta tarde serena,
iluminada claridad que Marzo nos revierte,
me trae a la memoria mi soledad de antaño
y aún me cuesta creer que fuese algo tan mío,
tan sustancial y mío.
Porque el hombre está solo, sólo cuando se ahoga
y no encuentra asidero y la muerte no llega.

Así, pasaron días
de pájaros sufriendo la derrota
y de tristeza inútil que lágrimas acunan.
Ahora es sólo un recuerdo que arropo entre mi carne
y en mi dulce vigilia descansa la locura,
y sé que no es tan tarde para quemar las huellas
o dejarlas sonriendo, porque ya se han llenado
de la arena y la cal que el tiempo modifica.

Y soy otra.
No lo dudéis, miradme,
¿no veis que mis pedazos han resistido al fuego
y mis ojos denuncian
que estoy acompañada porque el Amor me habita?

Poeta Isabel Díez Serrano (España)
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Las madres famélicas y el infinito 

Las madres famélicas trabajan la casa,
trabajan los niños,
trabajan la tierra
y elevan a sus machos al infinito.
Los machos se ocupan allí de asuntos de machos:
entelequias de machos
pendencias de machos
heridas de machos
muertes de machos.
Y las madres famélicas vuelven del infinito
solas.

Las madres famélicas trabajan el pan
trabajan la ropa
trabajan el cobijo,
y elevan al infinito la mirada.
La mirada queda allí buscando las terribles respuestas:
indagando el porqué de la vida
inquiriendo,
averiguando lo que hay detrás de la muerte.
Y las madres famélicas regresan del infinito
-ojos hueros-
sin mirada.

Las madres famélicas trabajan la mañana,
trabajan la tarde
trabajan los sueños,
y elevan a sus hijos famélicos al infinito.
Agonizan allí los hijos famélicos,
y las madres famélicas
-sin machos, sin mirada-
recogen en sus bocas los últimos alientos,
abren tumbas en sus propios vientres,
envientran a los hijos muertos
y en el infinito se quedan para siempre.

Poeta Pedro Sevilla de Juana (España)

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