Era tan fácil ganarse una calle
empujado
por las risas desordenadas de la gente
que
va hacer las compras pensando
qué
tal si me abrigo
el
cuerpo con un buen trago de aguardiente
contando
con los dedos
los
días que quedan
los
que faltan
los
que se necesitan
los
distintos rostros de las paredes
que
te dicen que te recuerdan
sobre
montones
de
rastros papeles
huellas
que el viento
poco
a poco se encarga
de
revolver
pintando
con su pincel
sin
remedio
un nuevo orden de las cosas.
Poeta Roxana Crisólogo (Perú)
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