Bienvenidos: Revista La Urraka Internacional


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Mujeres trabajando
Autor: Yemba Bissyende
Técnica: Batik
Medidas: 40 cm x 1m 30 cm

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jueves, 24 de febrero de 2022

Las poetas en La Urraka: Kamila Pereira Hernández

 

Kamila Pereira Hernández


Regalo

Madre, abro mi ventana
y dejo que un hilo de sol
bese tus mejillas
cada mañana.

Una brisa tímida   
entra a la casa
sin tocar a la puerta.
Acaricia tu cabello
y tus ojos se iluminan
al oír el saludo
de la voz del río 
con acento de cañada.

Abriendo la ventana
te regalo el canto del ruiseñor,
mientras que las maríamulatas
despegan su vuelo
hacía los yarumos.

Te regalo hojas tiernas 
y flores del jardín,
para renovar el jarrón
de barro blanco
que reposa en la
repisa de la sala.

Al caer la tarde, 
para adornar tu melena,
corto una rosa blanca,
como en un lienzo
sobre un fondo de ónix,
la luna como un prendedor
con tu ropa de casa,
que luces como si fuera 
traje de gala
para tu ronda por el patio, 
bajo los mangos y palmeras.

Madrecita de cada día,
de todas las noches,
de estas horas que a tu lado
no pasan en vano,
te regalo estos mis libros,
estos mis cuadernos,
estos mis versos,
y esta, mi pluma,
con la que plasmo mis memorias
unidas a tus recuerdos,
para el encuentro 
de tu forma de ver 
con la mía de mirar.

Te regalo 
una mecedora,
para que repose tu espalda
del fardo de tus días
y tu cabeza cansada 
de pensar y pensar,
así tus lustros,
memorables en el sueño de la siesta,
viajen leves junto al viento.

Te regalo mi voz represada,
mi soledad franca y callada
y la melancolía que proyecta
un poco de dulzura 
en un hondo sentimiento.

¿Para qué más palabras,
si incesantemente amanece la mañana?

Para mi madre
abro mi ventana…
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Cansada

A veces me agota la cubierta 
de mujer enamorada
que atraca mi vuelo 
con el aire de mi voz
encaminada al viento
en busca del abrigo 
de tus brazos de yarumo blanco 
para que mezan mis recuerdos 
aunque una tarde resbaladiza
me hayan dejado caer 
de lo alto de las nubes
o de una estrella,
no lo sé.

Entre el ruido de las rocas
de su desistir de mí
espantando sabaletas y
palabras huidizas que no lo encantan. 
La poesía me ha despojado 
de ese amor inconcluso 
sin final memorable.
Sigo sus pasos por la ciudad y la provincia
busco su rostro entre los hombres
sus rasgos entre los hijos de los hombres 
en la ficción de los cantantes;
entre la música de los escritores
entre la poética de los pintores
no lo encuentro ni en los lienzos de los poetas; 
la poesía me lo arrebató del porvenir.

Me cansa ser mujer de su desdén.
Puedo ser aire, brisa borrascosa
que desarraigue la maleza, 
crecida en el patio de su cama
y entrar por la puerta de su médula
para escribir un poema sobre su espalda
con letras tejidas por mis manos
y recitar mis poemas  
hechos con fibras de mi tez
rasgando  su carne con un verso leído 
sílaba tras sílaba a su oído 
como deletreando 
con mi aliento en su espalda 
la enfática palabra
“tenerte”
 
En esa espalda encuentro 
galaxias súbitas, 
poesía vigente, espiral inhóspita 
recorrida por el goce y la lujuria
en el encuentro del amor hecho cuerpos
como si se cruzaran dos constelaciones
y toda la luz estelar corriera entre mis venas.

Mis manos tiemblan
marcando la hoja en blanco de su espalda
cuando abro las páginas de su entereza
y ante mis ojos, el libro de sus sueños
me dicta siempre el mismo final 
de nuestra historia.

Cuando observo su   espalda desnuda,
extendida en la penumbra 
como litoral nocturno
hace que sienta alcanzable
el horizonte de nuestras vidas 
que se dibuja 
en nuestros silencios y contemplaciones;
él será vino, yo seré el mosto.
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Estampas de mi barrio 
Inundación en Apartadó 
(Urabá, Colombia 2019)

El agua corre por la calle
los sumideros se atragantan
isla de lodo en los andenes.
En la  esquina  un vecino
único héroe del diluvio
sin capa y sin espada
arremete contra la basura
con una pala
de antemano vencido.

Las ruedas de autos y buses
flotan sobre las olas
salpicando paredes y puertas
ya las cortinas recogidas
y los trastos
emparapetados.

La chiquillada alegre
semidesnuda 
y despreocupada
brinca bajo la cascada
de los bajantes;
el chorro corona la testa
de plata y cristal
y en la piel acentúa su matiz
blanco o mestizo.

Las mujeres a baldados
devuelven el lodo
que los caños
metieron en las casas.

El viento se lleva la lluvia
y la regresa

¡Decídete viento
no juegues por mi barrio
con tu capa de lluvia
y tu antifaz de nubes!

Hace un mohín
el viento enfurecido
se marcha arrancando
tejas a manotazos
camino de las bananeras
a zarandear las hojas
a descuajar racimos
a doblegar la plantación.

Las horas y las aguas se escurren.
La calma después de la  tormenta
regresa entonando vallenatos
melodías del Cesar y La Guajira
territorios de cielos secos
acompañadas por el vaivén
de escobas y traperos.
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Enojada

De ver traficar la sangre
y cortarle las manos a nuestro hermano
con sueños enclaustrados
en pozo de servidumbre...

Me enojo cuando el mendigo
sacia el hambre  con un  pedazo de piedra.

Poeta enojada
por los magnates de pensamiento nefasto
que envían hijos ajenos a la guerra
y los regresan mutilados 
o ensacados de negro…

Son ladrones de cuerpos, 
y de sus futuros  
minando  el  campo de disensiones
contra la sociedad sin memoria
que lanza jabalina de culpa
contra el ser superior
ocultando la verdad necesaria, 
eludiendo la verdad reparadora.

¿Por qué mi enojo?
Porque somos como los muertos,
Que no oyen ni sienten.

Enojado poema 
que versa sobre el flagelo en la espalda
y en la planta de los pies del inmigrante
que busca un asiento de esperanza
pero su añoranza es sepultada
en territorio indiferente 
tierra humedecida de clamores
que bebe la sangre agotada
del desplazado interno
de extranjero errante
aferrado al morral 
donde portaba
trinar de pájaros
ecos del barrio
migajas de pan 
Mi enojo, os hará temblar.
********************************
Reencuentro con las calles del barrio 

Vuelvo a las calles del barrio
y los pasos de mi adolescencia
las surcan tatuados en ellas.

Las casas de paredes raídas
van perdiendo su traje de cal 
y la voz de los grafiteros
que la lluvia y el pincel del sol
vienen borroneando su memoria.

Los chicos corren descalzos
bajo el sol tropical de siempre
entre el mismo barro y los guijarros  
que un día laceraron mis pies.
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📌Kamila Pereira Hernández

Nacida en Turbo, Antioquia. Residente en Apartadó, Antioquia, Colombia.

Pintora y Poeta. 

Su obra ha sido publicada en antologías nacionales e internacionales. Ha participado en distintos Encuentros de Escritores y Poetas. XXXX Encuentro de Mujeres Poetas Colombianas (2017)

Galardonada con la Espiga Dorada en el lll Festival Internacional de Poesía y Arte. Perú (2018)

Obtiene el reconocimiento por ASORBAEX España. Por su talento, actitud, compromiso y participación como artista, promoviendo la cultura de igualdad. "Arte desde mi Rincón" San Vicente, Ecuador. 2020

Su poesía ha ha sido seleccionada y publicada en la antología internacional Writers' World. World Writers. (Escritores para el mundo, el Mundo de Escritores. Daca, Bangladesh.(2021)

Antología Donde Cantan los Grillos. Mujeres Escritora del Urabá. Apartadó Antioquia, Urabá Colombia. (2021)

Antología, No es posible la misericordia humana? Afganistán. Cajamarca, Perú. (2021)

Libro de poesía en edición. En el Ojo de la Sepia. Libro  de cuentos, digital. Caballo por Alfil .

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