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lunes, 26 de octubre de 2020

CONTINGENCIAS Y VIRTUDES PREMIO NOBEL DE LITERATURA

CONTINGENCIAS Y VIRTUDES
PREMIO NOBEL DE LITERATURA

Por: Jesús María Stapper


   Los “Premios Nobel” (Nobelpriset [sueco]), creados por el químico, ingeniero, inventor (dinamita) Alfred Bernhard Nobel, instituidos en 1895, entregados por vez primera en 1901, son: “reconocimiento a una contribución excepcional a la humanidad”. En profundo juicio, evalúan el Estudio en las ¡Áreas! ordenadas por el creador, y más tarde, por la Academia Sueca: (Matemáticas y […] nuevas áreas). Cuatro Instituciones (organismos) lo otorgan: el Nobel en Medicina corresponde al Instituto Karolinska, Literatura a la Academia Sueca. No olvido al Comité Noruego del Nobel y la Real Academia Sueca de Las Ciencias.


   Entro en consecuencia con el Área que “nos corresponde”: Literatura. Inicio con una premisa que nos enseñó Salman Rushdie en la Universidad Nacional de Colombia, Bogotá: “Existe un hoyo abismal entre pretender ser escritor y serlo”. Agrego (responsabilidad mía) máxime: ser poeta. Hoy, por defecto, no virtud, a través de Medios Electrónicos –extremo virtual-, aparecen a diario “millones de escritores” que al instante logran “fama mundial”, y, por ende, cero –calidades- en lo que publican por supuesta literatura: la ridiculez cunde, enferma. Ahí el prurito consentido: “soy escritor, soy famoso, casi venerado dios, deidad artemisa”. No escribo, publico, me veneran. La Literatura requiere, amén de la contemplación y el silencio, una tarea de largo tiempo y mucho sacrificio, no es algo de azar generoso y circunstancia momentánea. Hoy existen “organizaciones mundiales de poetas” donde quienes fungen de directores y demás… no han escrito un verso (no tienen idea qué es, qué significa: poesía). Igual en narrativa (escritores). Pululan antologías innocuas desde lo literario, colijo en pleonasmo: ya hay más antologías que poetas o escritores. No obstante… sea todo en aras de la libertad. Mejor una humanidad que sueña y escribe, que una humanidad infame y criminal, valgan redundancias y cacofonías. Convalido mis palabras con lo expresado por el Nobel de Literatura, William Faulkner: “Creo que este honor no se confiere a mi persona sino a mi obra, la obra de toda una vida en la agonía y vicisitudes del espíritu humano, no por gloria ni en absoluto por lucro sino por crear de los elementos del espíritu humano algo que no existía”.

   El Premio Nobel de Literatura ostenta aciertos y equivocaciones, lo consideran escritores, críticos, profanos, especialistas. Siempre será así: habrá justicia, injusticia. Surge la pregunta sacramental: ¿Quiénes lo merecían? Y, no lo “alcanzaron”. En América Latina, a vuela pluma, presentamos nombres: Juan Rulfo, Julio Cortázar, Eduardo Galeano, Jorge Luis Borges, Héctor Rojas Herazo, Aurelio Arturo, (entre otros). Igual sucede en cada región, país, continente. Algunos ganadores, quizás rebeldes, por una circunstancia u otra, no lo recibieron: Boris Pasternak, Jean-Paul Sartre. El perfil crítico, reciente, hacia los ganadores, recae que algunos, tal vez, fueron otorgados no con base pulcra en la obra y el legado, sino desde una “concepción política”, fuere ejemplo entre los nuestros sudamericanos: Gabriel García Márquez y Mario Vargas Llosa (quizás opuestas ideologías). Pecado que, por antonomasia, no puede cometer la Academia Sueca. Atisbamos en los triunfadores, en riguroso juicio sueco, y desde nuestra “periferia literaria”, que hay connotadas diferencias entre el “valor triunfal” de una obra inmortal: Cien años de soledad (ejemplo), o en el agregado absoluto: toda la obra, resultado en la tarea escritural del escritor, así Vargas Llosa. En mi mente baila constante una inquietud: ¿Existen Nobeles entre ganadores del Premio Nobel? ¿Será Pablo Neruda el: ¡Padre Nobel!? Ustedes propondrán: Günter Grass, Naguib Mahfuz, José Saramago, Jon Maxwell Coetzee, Wiszlawa Zsymborska, Octavio Paz, a quienes quieran. Resulta evidente que algunos ganadores del premio Nobel, viven sus ¡Momentos In! antes y después de la ceremonia, en la Sala de Conciertos de Estocolmo, luego desaparecieron del Panorama Mundial de La Literatura, sucede con los artistas musicales contemporáneos –inmortales- cuyas mediocres famas demoran “medio día fulgurante” en la “performance mediática”.


   Premio Nobel de Literatura, la Academia Sueca vive “propias contingencias” acerca de imparcialidad literaria o –política-, según la crítica mundial. Algunos remarcan la “tendencia socialista” de otrora. Resquemor no publicitado por inexistente contra José Saramago, nadie descalificó su distinción. Distinto fue para sectores colombianos ignorantes y retrógrados con García Márquez. Se increpó a la Academia que “no asistió” con el Premio a Jorge Luis Borges, hombre del barrio Palermo, Buenos Aires, “sindicado” de pertenecer a la burguesía con presencia derechista europea. Culpa quizás del académico sueco Arthur Ludkavist, -pecado de los suecos-. 

   Cuatro Premios Nobel logró el Sueño Literario de nuestro “cono suramericano”: Gabriela Mistral, Pablo Neruda, Gabriel García Márquez, Mario Vargas Llosa. En Colombia “avezados críticos de literatura”, para demostrar que sí saben, en cada comentario o ensayo, sólo hablan de grandes e inmortales escritores, en los epígrafes y menciones: “lo que alguna vez: ellos… dijeron, en eso radica su impoluta, profunda sabiduría; en la constante, “nuestros analistas”: nada dicen con voz propia. Se “hermanan” tanto de los famosos que resultan familiares advenedizos so pretexto de alcanzar la: anhelada fama. Ahí la subvaloración de lo nuestro, por lo nuestro, no perdemos la condición inculcada de subalternos. 


   El Premio Nobel de Literatura 2020 otorgado a la poeta neoyorkina Louise Elisabeth Glück, de quien nunca leí nada, salvó por curiosidad, lo poco publicado en la internet como consecuencia del “momento in”. Si leo, bebo su obra, algún día, espero me lleve por sí misma al asombro, no espero más. Octavio Paz atisbó el romanticismo, dijo-: “¿Quién que es, no es romántico?”. Pregunto: ¿Quién que sea gran escritor, no es Escritor Nobel? Que importa si el ganador de un Premio de Literatura baila: polka, country, ranchera, candomblé… No importa su apellido: Soyinka, Gordimer, Golding, Seferis, Russel, Montale, Seifert. Los invito, entre copas de pálinka: gritemos ¡Eureka! junto a Imre Kertész.

Jesús María Stapper
Bogotá D. C.  Colombia, Sudamérica
Octubre 17 de 2020

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