Palabras para el libro "Carretera hecha a mano"

         Palabras para el libro "Carretera hecha a mano"
                                 (del escritor Jesús María Stapper)

Por Juan Carlos Céspedes acosta

    En literatura siempre ha sido un gran reto condensar la belleza y la sabiduría en pocas líneas, ello fue ardua tarea para los antiguos poetas, y lo seguirá siendo hasta el último de los días en que la poesía acuda al llamado de los auténticos creadores. Pero es del buen poeta no atenerse a límites, ni a imposibles, ya que de sus esfuerzos, lo complejo se irá materializando a través de las palabras en eso que llamamos literatura, y que quedará cuando el cernidor del tiempo se lleve con su soplo incuestionable, la pelusa desechable que solo hace ruido y bulto. 

    En Carretera hecha a mano, del escritor, poeta y artista plástico Jesús María Stapper, se siente la presencia de la búsqueda insaciable del bardo, ese entrar en silencio, ahí donde habita la gran sabiduría, donde muchas de las eternas preguntas del ser pueden tener la respuesta deseada, donde la lucidez pasa ante el poeta con su instante de luz, y solo la capacidad artística de este, le permitirá rozar algo de esa inmensa sabiduría y verterla en palabras para nosotros, los lectores.
   
    Nuestro poeta nos trae una serie de versos, exactamente textos de dos versos cada uno, independientes, acabados en sí mismos, precisos, con su propia carga semántica, filosófica, y su camino poético trazado. Estos versos, que el lector podrá disfrutar, son el producto de momentos de detenimiento que el poeta pudo atrapar con sus palabras y hacerlas perennes en el papel. No hablemos de haikus, ni nada parecido, esto es otra cosa, un acto creativo valeroso, sin temor a la crítica facilista, más pendiente de la cantidad que de la calidad. Cada breve texto es una obra definida, un universo particular, un hallazgo, una respuesta que fulmina el vacío y aporta al ser otros elementos necesarios para la gran comprensión del paso del hombre por la tierra.

    Bienvenida Carretera hecha a mano, del maestro Jesús María Stapper, camino que muchos recorrerán de la segura mano de la voz poética del autor, textos que quedarán resonando en el mundo existencial de cada lector que tenga la fortuna de abrir las páginas de este libro. Por mi parte, agradezco al maestro la posibilidad de haber asistido, de alguna forma, a cada renacer de los versos de esta obra, que cada poema renace siempre ante la mirada asombrada de cada lector convocado.

Juan Carlos Céspedes Acosta

         Cartagena de Indias, 23 de octubre de 2015

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A continuación, una breve muestra de "Carretera hecha a mano", una selección, obviamente arbitraria de mi parte.

Juan Carlos Céspedes:

 Recostada la rueda habla con una carretera de su historia
la vía llora y sangra y culpa de sus heridas a la montaña.
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El lápiz es un iluso soñador de grafito que creó el tiempo
las eras de su memoria narran la palabra, la piel, la tarde.
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El centinela silba porque vienen los espantos
la ruta del vigilante es un camino sin salida.
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La escoba barre como quien no limpia nada
una madeja teje las heridas y las hace polvo.
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La pared a la intemperie siente el moho y su derrumbe
el surreal dibujo que la vestía perdió el rostro del ocaso.
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La arboleda susurra mil secretos y envía un rumor extraño
el venado salta cuando presiente la estampida del asombro.
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El hombre vil cerca con púas de acero y cicuta al Universo
vuelan ilusos los sueños y la humanidad ahí donde empezó.
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La caracola camina rauda hacia el horizonte que soñó
en la habitación del silencio las olas lloran su partida.
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Cerrar los ojos para no sentir el duro peso de las palabras
hallar otro alfabeto que nos inunde la espalda de liviandad.
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La aldea con el corazón poblado de truenos, lluvias y soles
los techos con cicatrices remendadas narran los días grises.
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Los grillos conocen estrategias nuevas y saben de asonadas
el presidente de las luciérnagas inaugura el aquelarre final.
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La roca partió como si fuera a invadir los siglos entrantes
el pedregal es otro y la orfandad de la cordillera se siente.
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La estatua no teme al tiempo azul que la cubre de agonías
el héroe parpadea para remover telarañas de los siglos idos.
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Los centauros repisan viejas rutas y palpan otras grietas 
en la distancia el humo de la casa milenaria que habitaron.
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El camino quiso ir por el mundo y no logró iniciar la partida
los pasos giran sobre rastros repetidos de su tiempo circular.
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El fogón arde…  el humo supera las estaturas del viento
las nubes en la arboleda esquivan las quimeras del nadir.