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lunes, 23 de marzo de 2015

El ensayo en La Urraka

MODERNISMO

DE LA PERSISTENCIA… A LA EXISTENCIA


Por: Jesús María Stapper

Aún se discute la procedencia del modernismo. Se remonta su génesis hacia las postrimerías del siglo XIX. Dice Santos Amaya Martínez que se perfilan dos nombres en su creación definitiva: Rubén Darío –Marcha triunfal- -AZUL- y Juan Ramón Jiménez –Soy animal de fondo-. Aseguran que el más importante modernista en España es Miguel de Unamuno. Pero Juan Ramón (vate grande que creó ¡una escuela!  y es maestro de poetas modernistas) afirma que el origen fue en Alemania.  Afirma que los teólogos alemanes iniciaron este movimiento que pretendía unir dogmas católicos con los descubrimientos científicos modernos pero esto no le gustó a la iglesia y excomulgó a los integrantes del grupo. El movimiento pasó a Francia y allí fue excomulgado el teólogo Alfred Loisy.  El modernismo en Francia sólo aparece vinculado con la filosofía  y con la teología pero no con la literatura, tanto así, que escritores y poetas de la época lo llaman parnasianismo –tal vez a manera de ironía con un movimiento literario de grandes “quilates”-. Empacó maletas el modernismo y llegó y tuvo vigencia en Cataluña, y la literatura catalana se encumbra al nivel de la europea. Otros poetas modernistas aparecen luego en España como Antonio Machado y su hermano Manuel y Ramón María del Valle-Inclán.

Rubén Darío representa “el epítome” de los poetas modernistas y de la poesía moderna porque en América Latina el movimiento empezó con su obra. Es el gran renovador de la poesía hispanoamericana, o, es el “príncipe de la vanguardia lírica” como le bautiza Germán Blaiberg, o, es “nuestro libertador” en lo literario en “título” otorgado posteriormente por Jorge Luís Borges, o definitivamente lo podemos llamar desde lo común de nosotros: ¡padre del modernismo! Fue Rubén Darío con su movimiento modernista  el creador de una revolución literaria…  que “indicó una pugnacidad subversiva” contra la literatura anterior. Ellos apartaron la palabra poética de las reglas y las normas que la preceptiva había trazado con precisión. La liberaron del pasado. La liberaron más en su forma que en el fondo. Hace una profunda renovación del lenguaje poético. Produjeron nuevas sensaciones. Puedo afirmar, desde mi modesta percepción, que le dieron a su creación, una ilimitada libertad. 

Existen otros precursores del modernismo como José Martí, Amado Nervo, Manuel Gutiérrez Nájera, Julián del Casal,  José Asunción Silva y muchos más. Algunos grupos no mencionan su modernismo como tal pero en su obra se imbuyen en él, tal como en Ecuador, lo fue la Generación Decapitada.

El modernismo nació en la metrópoli… y tiene instinto citadino. Salió  a las calles a guerrear, desde la “guarida decimonónica -de salón burgués-” de acompasado ritmo, hablamos entonces de un –culturalismo cosmopolita-. Buscando el origen del modernismo (hispanoamericano) nos ubicamos en el lugar donde forjó  bases para su universalización, que fue en Buenos Aires. Allí escribió Rubén Darío Marcha triunfal: “¡Ya viene el cortejo! Ya se oyen los claros clarines”. Sabemos desde entonces que  marchan, en huída, todos los elementos hispánicos que fueron “mestiza-ntes” de nuestra literatura continental. Es en el modernismo donde se genera el arte descolonizador.

Expresa Jaime García Maffla que: “todas las aguas fluyen hacia el modernismo, movimiento que, a su vez,  será fuente inagotable de lo contemporáneo. El Movimiento Modernista es el primero y único –para la literatura universal-  original de América, y busca su alma y sus expresiones auténticas en la necesidad de un pasado, el imperativo de un presente y la ambición de un futuro”. Arturo Torres Ríoseco dice: “hacia 1882 aparecieron en los países de Hispanoamérica poetas jóvenes, con un nuevo concepto de su arte, un nuevo espíritu de aventura, y deseos de descubrir nuevos mundos de imaginación y belleza”.

El modernismo dejó en libertad a los escritores para que pudieran expresar el rigor de sus sentimientos tratados desde un subjetivismo y una singularidad –quizás exagerados- si concebimos que en consecuencia, admite el valor real de la dimensión del sueño (allende lo esencial surrealista). Se emprende la búsqueda del propio Ser, se escudriña el recóndito espíritu de la historia. Se apropia de la interacción entre el alma y las cosas y establece comunicación y “co-relatividad”. Extrae en silogismo el ethos particular de “unidad” individual del escritor modernista frente a los demás escritores.

Es necesario lazar el modernismo con otros movimientos literarios anteriores y posteriores, no sólo para hallar su razón de ser y de existir, sino para aprehender su valor, y destacar su influencia heredada y su influencia legada. A través del germinante concepto –Modernidad- que puso en boga Baudelaire en el propósito de dar nombre al alma del hombre de la civilización burguesa, fue que Rubén Darío tomó -“conformó”- el término: Modernismo.

En “establecimiento” de relaciones literarias, se dice que es el modernismo quien cumple con los postulados del romanticismo, de manera que los modernistas son románticos, como apuntara Rubén Darío: ¿quién que es, no es romántico? Al parecer, con los poetas románticos nuestros (distantes seguro, en aquel entonces, del romanticismo iniciado en Alemania, Francia, Reino Unido, y España con Bécquer como su gran adalid)  se inicia un concepto nuestro llamado:  “América”, cuando a finales del siglo XVIII se viró hacia una poesía revolucionaria. El romanticismo hispanoamericano iniciado en Argentina hace eco del impulso revolucionario francés y llega al modernismo. Esto en escena con aquello que precedió al modernismo… sin hacer atisbos de otros ismos, del simbolismo (por ejemplo).

En “perspectiva de punta”, o en “parentela coetánea”, se aprieta la lazada: modernismo-surrealismo, movimiento onírico   generado en 1886 cuando muere el grande émulo de Rubén Darío, que fue José Asunción Silva, y nace André Bretón el gestor-caudillo del movimiento surrealista que atrae de verdad a la América hispánica en los “vagos mundos”: sueño-realidad, consciencia- inconsciencia. Sabemos que en 1926 se funda el primer grupo surrealista argentino inspirado por Aldo Pellegrini.

En la cimentación del modernismo, además de los poetas ya mencionados, también aportaron Leopoldo Lugones, José Santos Chocano, Juan José Tablada. Juan Ramón Jiménez tuvo un rol estelar por su influencia decisiva en la poesía contemporánea española, pero vale decir, que se acercó a América por varias  sendas con su modernismo, una de ellas, al abrazar la parca en Santurce, San Juan, Puerto Rico. Colombia ubica varios nombres en el modernismo como Guillermo Valencia, Porfirio Barba Jacob, Ismael Enrique Arciniegas, Julio Flórez, Luis Carlos López, Eduardo Castillo, José Eustasio Rivera, José María Vargas Vila. El modernismo se acerco a América porque es americano… país por país. En Ecuador, Medardo Ángel Silva forja el movimiento modernista en torno a la revista Renacimiento.

El modernismo, sin duda, repercute en “otros ámbitos” poéticos, fuere en el posmodernismo, las vanguardias, el surrealismo, el creacionismo “huidobriano”, el anti-poema “parriano”, el nadaísmo, y más. Octavio Paz afirma que el modernismo se cimenta en la crítica y en el cambio. La escuela modernista ha “infiltrado” toda la poesía actual… y la ciencia. Es tarea de ustedes, tras una constelación de nombres, ubicarlos o no, en el modernismo: Vallejo, Neruda, Lezama Lima, Gorostiza, Paz, Moro, Arturo, Vidales, De Greiff, Mistral, Storni, y cientos de nombres (apellidos) por mencionar.

El modernismo nació para ser y para existir: desde la persistencia… vive en la existencia. Tiene eco y resonancia y palabra eviterna. En su cenit, figura indeleble, su tinta henchida de inmortalidad. Lo afirmo, sin afanes ni dolores, desde mi vocación surrealista.

Bibliografía:
-A propósito de José Asunción Silva y su obra, Editorial Norma, 1990.
-Revista Instituto cultural colombo-soviético No. 53 -1990- Bogotá.
-Pensar a Foucault, Instituto para el desarrollo de la democracia LCGS, Bogotá 1995.
-Poesía colombiana e hispanoamericana, Jaime García Maffla, Editorial panamericana, Bogotá 1995.
-Voces femeninas del mundo hispánico, Ramiro Lagos, Centro de Estudios poéticos hispánicos, Madrid-Bogotá. Tercer Mundo Editores 1991.

Jesús María Stapper
Bogotá, Colombia, Sudamérica
Marzo 17 de 2015

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