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Autor: Yemba Bissyende
Técnica: Batik
Medidas: 40 cm x 1m 30 cm

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domingo, 21 de diciembre de 2014

El ensayo en La Urraka

RIMADO DEL CRISTO ROTO
Libro de Ramiro Lagos Castro

Por: Jesús María Stapper

¿En qué lugar purgarán las penas los dioses cuando pecan? ¿Será que mi Dios, mi “único” Dios, necesita la rivalidad de otros dioses porque la competencia cuando se hace desde las alturas, con altura, es sana y fortalece? ¿Será que mi Dios y los “otros dioses” son capaces de darle mejoramiento continúo a sus paraísos? ¿Será que algunos paraísos ya pasaron de moda? ¿Será necesario consensuar entre los dioses, la creación de un infierno exclusivo para “los dioses desviados de rumbo”? ¿Será que en algún momento puedo escuchar el vocabulario maldito de un dios cuando vocifera o aúlla de dolor o arrepentimiento? ¿Será que la ignominia, la miseria, el desarraigo y la injusticia soportados con todo rigor por el hombre, son los únicos medios para ostentar individualmente un lugar en el paraíso? Son algunas de las preguntas permanentes que increpan mi alma, y “mis almas”, porque dentro de mí ser, tengo almas para todo. Y es también, una visión particular que desde la periferia, me permite acercarme al libro del más osado y contemporáneo juglar de clerecía, Ramiro Lagos Castro, cuyo título es: Rimado del Cristo Roto. 

Esculca el autor de  Rimado del Cristo Roto, allende Las Cristiadas, todos los vericuetos que contienen escritos poéticos que incurren y concurren con sus versos para la denuncia escueta sobre la venta  de cada dios; y por ende, sobre la descuartización permanente de Cristo. Y lo hace al igual que Dante en su “intento  de reconquistar la creación de Dios para alterar el destino del hombre”. Si Dante es guiado por Virgilio y luego por Beatriz, Ramiro Lagos es guiado por la necesidad suprema del hombre miserable y su impotencia;  y también, por la musa suprema que halla en los gemidos de las voces poéticas que denuncian. De alguna manera, al igual que Dante y Virgilio, Ramiro también trata de redimir al hombre de su infamia contra el hombre. Porque bien sabe nuestro vate santandereano, como sabe Baudelaire que: “un pueblo de demonios danza en nuestras cabezas”, e igualmente saben ellos dos, que ante la pérdida del poder de Dios, “el diablo es quien maneja los hilos que nos mueven”.

Inmerso dentro del Mester de Clerecía como un gran testigo, testigo scholars, y como un fabuloso actor,  Ramiro Lagos es por sí mismo, palabra y testimonio, testimonio poético. Sabe él, que desde la Edad Media, la sociedad feudal se dividió en tres clases cuya composición y separación era de clérigos, guerreros y trabajadores. Y en Rimado del Cristo Roto, su más reciente libro, contra las acciones pecaminosas de algunos clérigos, religiosos, y castas, enfila baterías quien fuera un sacerdote en ciernes, yendo quizás tras la senda de Ernesto Cardenal, o del propio Camilo Torres, y de cuantos sacerdotes y ex-sacerdotes se han dedicado a la rebeldía,  rebeldía que enfatiza su voz en contra de los actos deleznables. Ellos, los “rebeldes” de Ramiro Lagos, no gustan de los Cristos delebles porque suben o bajan de precio, de un día para otro. Ellos desconocen esos  Cristos cuyos valores reales se manifiestan al vaivén de los mercaderes y mercados porque van sin alma y sin corazón de un lado para otro, van perdidos “sin ton ni son”. Ellos desconocen “los dogmatismos de ciertos arciprestes”. Desconocen también  “a los voceros de la biblia traicionada”. Ignoran por completo a los “sanedrines madrugadores del alba”. Sin embargo, atrapa la rebeldía de Ramiro, la gesta en pro de la reparación, quiero decir, la más elevada convivencia del hombre en el amor, la justicia y la libertad, sin la venta de Cristo-s Roto-s que son utilizados para cautivar y explotar con sevicia a los incautos, a los ignorantes y, a los miserables.

Sabe el poeta santandereano que  es un profeta de largo camino. Sabe que es un juglar de clerecía, un asceta consumado, aunque se entiende asceta a su manera. Sabe que es quizás el mejor apóstata de su propia profecía poética.  Entiende que él es el único responsable de su llegada al cielo. Y para continuar en esa brega, cual si fuera un caminante misionero estoico y franciscano, prosigue su vuelo denunciante, por eso atrapa la voz de Neruda en su Canto General  y nos dice que: “es casi misional y ante todo justiciero en pro de los miserables y oprimidos bajo el imperio del mal”. 

A través de salmos, cántigas, sonetos, hasta la octava real, etc., entre la metáfora y la rima, rima épica, va Ramiro Lagos a través del Rimado del Cristo Roto, tras la “caza de nombres-poetas”.  Los atrapa, y los instala con sus versos junto a los suyos para regalarnos con su libro, un canto casi místico con “la sonoridad épica de un clarín liberador”. Atrapa a Juan Ramón Jiménez porque: “la poesía es una religión del Dios deseado y deseante”. Atrapa al argentino Pedro Bonifacio Palacios con “sus salmos”. Atrapa al peruano Manuel González Prada con “sus presbiterianas”. Atrapa al chileno Miguel Arteche y su “Cristo Roto”. Atrapa a Helcías Martán Góngora con su “Acto de fe”. Atrapa a Fernando Soto Aparicio con su “Oración personal a Jesucristo”, etc.

“Congrega” el autor de Rimado de Cristo Roto, poesía y pintura; y concatenadas, nos la regala en la magia y en la esperanza bendita que despierta al inicio de una oblación sincera y sin genuflexiones. Congrega en un soneto a Miguel de Unamuno y Diego Velázquez: “El gran maestro de la perspectiva y la luz”, con “Cristo Expósito”. Congrega a Goya en la perspectiva de “El Cristo Abandonado” porque: “Pinta Goya el agónico momento /  del Cristo roto de dolor profundo”. Congrega la “energía iluminada” en “El Cristo Salvador” de Dalí. Congrega a Rubén Darío con la imagen del Nazareno de América en el “Eccehomo Andino” que “tiene su tez de andino bronceado”. Porque ese: ¡Eccehomo! Tan Cristo comunero, / cargado con la cruz del pueblo entero / sangra ya en el calvario de mi verso”.

Existen Cristos para todo. Cristo está acostumbrado a su descuartización permanente. Bien sabe que por doquiera se venden retazos de su sangrante cuerpo. Por ejemplo, existen el “Cristo tugurial”y el “Cristo suburbial”, válganme ustedes, los términos aplicados. Existen los Cristos “innecesarios”. Me refiero a los Cristos que habitan dentro de los espejos: “Cristo de los espejos”. Es un Cristo que se rompe –corrompe-,  o se evade, casi que lo puedo calificar de irresponsable. Hay algunos Cristos más pobres que otros, viven los estigmas de la estratificación. Tal vez, Él, no se haya dado cuenta todavía, que a pesar de tanta praxis por su venta, su cuerpo diezmado de tan buenos resultados económicos.

¡Ay, Cristo de los tugurios,
Cristo roto de barriada
Con su miseria en la calle,
Y con su lar de hojalata!

¡Ay, Cristo de los tugurios,
Se me está rompiendo el alma!
Paso y te veo tan enclenque
Y sé que si lloras, sangras.

Ramiro Lagos en su obra, Rimado del Cristo Roto, nos entrega búsquedas y hallazgos que estremecerán nuestras almas, y nos enseñará a buscar caminos limpios para llegar a Cristo, un Cristo Real Vivo, sin intermediarios, sin  comerciantes, sin el flagelo impreso del dogma y de la política. Iremos hacia un Cristo sin castas y sin membrecías, sin fanatismos lacerantes y divisionistas. La venta de Cristos (y  otros dioses) es permanente. Y -Los Miserables- superaron a Victor Hugo. Hoy son más en cantidad, y son más miserables que en  la época del prolífico escritor de Besanzón. Al parecer los alaridos superan toda redención, porque  la abrupta realidad, nos enseña con franqueza, que nada cambia, que cuando el hombre se propone  arrasar al hombre, todo es igual. Les dejo, a manera de conclusión, en los versos de una inquietud mía (que no es un poema, sólo es una inquietud).

IMPOSIBILIDAD

Lo invitaron al ritual. 
La secta iluminada por montañas de oro.
Al par de los días
el pastor
lo expulsó
porque no tenía con qué comprar
una finca en el cielo que le ofrecieron.
Se siente culpable,
se siente desolado,
se siente condenado.

Apostilla: Ramiro Lagos Castro, Zapatoca, Santander, Colombia, Sudamérica. Fundador  Centro de Estudios Poéticos Hispánicos. Madrid. España. Fundador Poetas Sin Fronteras que congrega a catedráticos hispanoparlantes en universidades de Estados Unidos y Canadá. Investigador. Escritor. Autor de varias antologías iberoamericanas y colombianas: ejm: Mester de rebeldía de la poesía hispanoamericana, Voces femeninas del Mundo Hispánico, Poesía liberada y deliberada de Colombia,  que son -la base- de estudio universitario. Profesor Universidad de Notre Damme (Estados Unidos). Durante 35 fue Director de la Cátedra de Literatura Hispanoamericana, Universidad de Greensboro, Carolina del Norte, Estados Unidos (Hoy Professor Eméritus). En 1951 partió de Colombia hacia Francia con los poetas Cote Lamus y Gaitán Durán (quienes posteriormente fundaron la Revista Mito), luego llegó Eduardo Carranza y más tarde lo hizo Pedro Gómez Valderrama, que integraron, a quienes llamo: “Grupo literario colombiano en París”. Contertulio de los escritores de la Generación del 27 y otros grupos. Algunos escritores ganadores de grandes Premios incluyendo el Nobel son sus amigos. Galardonado en América, Europa y Medio Oriente. Creo con certeza que después de la desaparición de nuestro Nobel: Gabriel García Márquez, Ramiro Lagos Castro es el hombre más grande y representativo en la Academia Mundial que tenemos  los colombianos. Reconocido en el Mundo y desconocido en nuestro País. PD: Este texto lo presenté como oferente del Libro Rimado del Cristo Roto, Casa Fiscal, Departamento de Santander, Bogotá.

Jesús María Stapper
Bogotá D. C. Colombia, Sudamérica
Diciembre 12 de 2008













 (Sic) Editorial Ltda. Bucaramanga
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