Emna Codepi, de Colombia en La Urraka

Te encontré

He caminado a tus brazos
reteniendo el aliento
para depositarlo en tu pecho
al tenerte dentro de mí.

Te he encontrado en el jardín de mis sueños;
regabas en él… Las flores más bellas,
los frutos más resecos

Tus riegos humedecieron
en una hermosa rosa
sus mágicos pétalos
sintiendo caricias
del ruiseñor con su picoteo.

Te vi… te observé…
Eras diferente al hombre de mis sueños...
Al verte tan cerca
eras más guapo, más bello.

Tus brazos abrigaron
el frío que emanaba
el invierno en mis pechos.
Acaricié con mis manos tu rostro
para no imaginar el futuro,
solo disfrutar el presente.

Un abrazo inmenso
nos unió en un solo cuerpo
sintiendo abrirse mi flor
y erectar tu cielo.

En un instante el vestuario
navegaba en el suelo
era el único testigo de nuestro encuentro
cuando al beber la copa de vino del amor
desnudos en el piso
vivimos mil fantasías de besos.

Me amaste... Te amé...
Allí consumimos todo lo que habíamos
vivido en nuestros sueños.

Pasaron las horas. Los días, semanas,
sin observar el reloj
nuestro amor se detuvo en el tiempo.

Caminamos cogidos de la mano
por el paraíso perfecto,
nuestro paraíso de amor,
nuestro paraíso de sueños.

Un rayo de sol ilumina a lo lejos
nuestros desnudos cuerpos
que siguen amándose en silencio.
En esta estación ha llegado a mi vida
el regalo más bello.
Ahora mi corazón nuevamente
de felicidad está repleto.