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Mujeres trabajando
Autor: Yemba Bissyende
Técnica: Batik
Medidas: 40 cm x 1m 30 cm

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jueves, 12 de marzo de 2015

La Urraka, puerta abierta a las manifestaciones culturales

El CANTANTE DE NICHO
El taller


La fuerza descomunal de la sencillez de Pala salió a relucir tan pronto los asistentes al taller de escritura de canciones tuvieron ocasión de mostrarle sus propias creaciones. Con voz suave y don de gentes le dijo a los participantes que “no hay dictaduras en la música”, tras escuchar las letras que le llevaron de muestra y sugerir algunas alternativas de rima para ciertas estrofas. Hasta los “reguetoneros”, mal vistos por mucha gente en el país, fueron objeto de su naturalidad al reconocer que son quienes mejor hacen rimas de impacto.

El salón Roberto Vélez Correa de la Universidad de Caldas, donde tuvo lugar el taller el pasado 20 de febrero de 2015, estaba colmado. La visita de Pala a Manizales empezaba bien. Y Jehú Londoño, uno de los artífices de su presencia en la ciudad, no podía estar más contento ese día pese al nerviosismo propio que deriva del interés en que todo salga bien. Tal como lo estuvieron luego Úber Vélez y Ana Carvajal de La Travesía Entre Grillos y Cocuyos, quienes se lucieron con el sonido y la producción en general durante el concierto en el teatro El Escondite, ya que a Pala, ídolo y amigo de los tres, nada le faltó ni le sobró. Las persianas del recinto, que estuvieron desplegadas sobre las ventanas toda la tarde para retener la luz del sol, fueron otros testigos de excepción, en este caso, de la personalidad entusiasta de Pala.

Para esta primera actividad de su visita a Manizales, Pala llegó vestido con una camisa a cuadros y jean. Y mientras hablaba los movimientos de sus manos acompañaban a sus palabras tan armoniosamente que un sordo también le habría entendido todo lo que decía. “Poesía y canciones no son los mismo”, sentenció luego de referirse al vínculo inseparable que algunos creen que existe entre las dos cosas. “Las rimas de cajón acaban siendo un error”, anotó más adelante para advertir a los asistentes que no deben dejarse llevar por el facilismo a la hora de componer canciones.

El taller acabó a las cinco de la tarde, pero Pala continuó en el salón atendiendo a los participantes que lo abordaron para exprimirle más la experiencia que posee en la materia y demostró nuevamente su calidez humana al aceptar de buena gana que se le acercaran muchos y le preguntaran lo que quisieran. Y hasta que no se hubo ido el último de los alumnos no se juntó a Jehú que lo esperaba para presentármelo. Después se fue a descansar al hotel, más por cuidar la voz que por hacer reposar al cuerpo, con miras al concierto que ofrecería por la noche en el teatro El escondite de la Corporación Cultural A cántaros.
 
El concierto

Carlos Palacios, Pala, es un fugitivo de la fama. Huye de ella desde cuando se negó a “bajarle a sus letras” para poder convertirse en una estrella mundial de la mano de Fernán Martínez, el reconocido manager de Julio Iglesias y Juanes. Y sigue huyendo pues las revistas del espectáculo y la farándula criolla, como TV y Novelas, por ejemplo, no han podido darle alcance para que sea la portada de una de sus ediciones. Pala sigue fiel a su leal saber y entender que lo hace valorar más su capacidad de escribir textos y letras antes que a su viejo sueño de coleccionar brasieres de las fans. Por tal razón es un cantante de nicho, tal como el mismo Martínez le dijo que sería el mercado apropiado para su trabajo musical.

Pues, en el teatro El escondite del maestro Uriel Giraldo, vestido de jean y zapatos tenis, color rojo, camisa blanca, manga larga, y guitarra al hombro, demostró que sus canciones no son para la fama, sino para los que miran más allá de la punta de su nariz. “Siempre es mejor vivir que guardar /pregúntale a los jubilados”, fue su primer chispazo de aquella noche memorable en la que cantó, leyó sonetos, tomó vino entre canciones, besó a su esposa luego de cantar juntos e ilustró un poco al público acerca del origen de sus canciones antes de interpretarlas, hasta que el inevitable final de la jornada llegó, dejando dicho, eso sí, que “no hay que esperar nada en esta vida, solo hay que vivir, vivir, vivir…”.

Pala, cuyo nombre de pila es Carlos Palacios, es médico de profesión, egresado de la U. Pontificia Bolivariana de Medellín, pero sus dedos no pudieron vencer la atracción encantadora de las cuerdas de la guitarra y abandonaron el bisturí poco después de graduarse. Adelantó estudios de música en La Habana, Cuba, y fue elegido el cantautor del año por la revista Semana en 2010. Sus letras y canciones son conocidas ya en Europa y toda América, y cuenta con amigos como Jorge Drexler, cantautor uruguayo, ganador del premio Oscar. La crítica especializada lo considera uno de los mejores letristas del país. Y en verdad que lo es si partimos de la base de que toda canción es una obra producto del intelecto y no del apetito comercial. “Pala es una curiosa mezcla entre Joaquín Sabina con Fernando Vallejo”, piensa Juan Carlos Garay de la revista Semana.
 
Escritor, periodista y poeta Nadim Marmolejo Sevilla (Colombia)

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