Flora Putisky
Flora Putisky
buscaba figura en las estrellas
para reinventar su vida.
Jugaba hacer la heroína de la historia
para saciar el instinto morboso, de los villanos,
mientras escupía para lanzar afuera
la amargura que asesinaba su alegría.
Le importa poco y se ríe
de los fariseos que la tildan
de puta
loca
villana
cínica.
La Putisky, se bañaba en el mar,
para coser sus heridas, con la azarosa sal,
juraba por sus tetas que tanto amaba,
que no destruiría por esos perros,
el grado de respeto que le quedaba,
siempre la quieren cerca de ellos,
como el mal olor de sus pies
y su maldito mal aliento.
Dicen que los ojos
son la ventana del alma,
pero al mirar los suyos en el espejo
los encontraba vacíos, ausentes,
dice que en la vida
pasan cosas inesperadas
como los giros de una ruleta
e inexplicables como su existencia
dice que ama a Dios,
sin sacerdotes testigos de pecados,
ni religiones,
que necesita un confesionario universal,
para gritar con un doloroso, grito de mujer,
que no es un color rosado,
ni el sexo débil,
ni mucho menos un manojo de virtudes,
solamente, una muerta en vida
vestida de prostitución y lujuria,
huyendo como alma en pena,
del asqueroso universo
que la lleno de estiércol.
No hay comentarios:
Publicar un comentario