Bienvenidos: Revista La Urraka Internacional


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Mujeres trabajando
Autor: Yemba Bissyende
Técnica: Batik
Medidas: 40 cm x 1m 30 cm

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miércoles, 4 de julio de 2012

La narrativa en La Urraka



Del Artista y su Dama

      Cuando todo se va y el cuarto es la cápsula, cuando las noticias del televisor son una playa consentidamente humana, allí, el abraso del calor en los cuerpos rompe incompatibilidades, destroza diferencias al sumo empollo de ese lugar apolítico viciado de rebeldía, bunker de sentimientos que le importan un bledo el frío y el cielo gris de este invierno donde las noches nos ocultan otro siglo de tragedias. El diálogo de las almas desnudas son la carne bajo las sabanas, frazadas y acolchado sin orden, el apego entrelazado como dos fibrosas enredaderas copulando su savia, latiendo el profundo respiro de la ternura, de la protección de esas horas que no serán eternas. De la inclemente época que patea el pecho de los pobres, que desgarra cuarentenas de la caridad, las mantas son el refugio apolillando la evocación de los que están lejos. El cuerpo, la vasta necesidad, el día a día del trabajo social más viejo del mundo. “Y otra más que sale rana” dijo el gallego tutor de las desesperanzas, alerta caballero de las doncellas desvirgadas en las trampas del cariño. Así danza la historia, con la cortesana amante de soledades dando ternura a las trampas del artista en su cuarto del lupanar, en las puertas cerradas como si fuera ya no hubiese nada, ella ya cumplió su horario, él será el ensueño de otra madrugada cobijados a ese mundo creado con el insomnio, a ese dibujo, cuento, realidad que padece ser una película diferente que están creando desde sus entrañas…

      La taquilla de los teatros agotados los ven merodear en las noches. Sus curvas veedoras de los deseos juegan con la debilidad de los hombres, estirando agonías, reduciendo las paciencias, libando su recreo, su natural actuación sin pausa, frenética, consiente roba la escena de las tentaciones. El erotismo de sus caderas, la dulzura de su ser que ya no le asombra nada, los años de experiencia en la oferta de su caro cuerpo. En el otro rincón él entra en un perfil bajo, llama la atención como a la incógnita patente de su vida. Luego los dedos en la guitarra con sus letras donde no faltan mujeres como esa Muñeca Brava. El Negro lo acompaña con la otro viola, los demás miran su ensayo de casualidades, se asombran, se excluyen por el intruso conocido que ya encontró la mirada de ella en un pasar, pero no se detienen, se ven actuar cuando el otro está descuidado encendiendo la luz a los comensales. Son parte el uno y el otro, hay más músicos, cantantes, jugadores de pool, damas, vicios y alcohol. Pero cuando entra a tornear la calma se descubren ante los que no saben, están cada vez más juntos, cada uno habla su sapiencia. Se miran cómplices, se hablan como los conocidos que son. El erotismo, la elegancia y el deseo piden la última cerveza. Salen bebiendo por la calle ante la mirada y el silencio de todos, dejan la estela de un romance de arrabales con las luces de neón que marcan las leyendas. Están cada vez más perdidos, están cada vez más juntas estas dos tormentas que abusan de la osadía, que tiemblan, pues saben que se están cocinando a fuego lento en la hoguera de sus pasiones, de sus pasados turbios, de sus historias de años que pueden ser décadas, de alegrías y tristezas. De aventuras. De lo que hoy sienten como nuevo por haberlo dejado tan lejos, casi olvidado en algún rincón del alma, en lo que brillan sus ojos frente a frente por la pintura de los cuerpos desnudos, en los días eternos de sus abrazos en la cama, en los sueños de protección dentro del mar de sus calmas. En días que dejaron todo. En los espacios que ganaron ante la sucia sociedad. Son un espejo que deberán romper, saben del paseo que llevan sus vidas, pero ella es mas consiente que él, lleva la madurez de la mujer para disfrutar, sufrir, levantarse y seguir. El es el hombre, el caballero inmaduro al son de la falsa frialdad. Así la historia vibra los vértigos entre vicios, amor, alcohol, tranquilidades y sensatez. Locuras de unos meses para el artista y  esa mujer intensa que se siente como dice nunca se había sentido, y sin miedos dice “Te amo”... se saben que pelean una batalla perdida que les dejaría heridas… que se desangrarían a sus mercedes, porque hoy será la última vez que se vean, ella huirá, él se quedará dejándola partir en una pieza regocijada de vida donde se dará parte al vacío, donde ambos con el tiempo miraran atrás. Ella 28 él 35, con mares de historias para mil novelas se animaron a perder otra vez, tan solo por ganar lágrimas caer de verdad… ella dijo una vez “Una no elige de quien enamorarse, y yo me he enamorado del hombre equivocado. Me estoy volviendo loca contigo”, él se sintió complacido y luego, antes de que partiera, cuando lentamente se vestía le repitió su frase “Como tú dijiste. Uno no elije de quien enamorarse”. Ella hizo una pausa, se dio vuelta con los ojos llenos de lágrimas. Ambos se sintieron bellamente estúpidos. Se despidieron, se abrazaron. Ella salió y tiro la caja de cigarros mirando un camino parecido a la nada, flotando fuera del mundo, él se sentó en la mesa y bebió un whisky en la mañana, mirando los árboles del patio, convencido de que así es la vida, que todo queda prendido como un óvulo fecundado… 

Escritor Maximiliano García (Uruguay)

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